A este suelo arriero pedacito de cielo, que todos vemos de distinta manera, desde la mirada solloza del niño en las selvas del chocó hasta la mirada sufrida del niño Embera en el semáforo de la esquina, esas miradas que hablan de la tierra, del hambre y del frío. 

Esa colombia sentimos en los sonidos de la tierra, un arpa, una bandola y un tiple, el soplo de los andes y los ahullidos de monte, un paraiso de dia a dia entre metrallas y carros bombas, pero tambien hay bambucos, aun hay masacres, pero quedan esperanzas, hay impunidad pero creemos en la justicia divina, hay 20 millones de hermanos en la pobreza absoluta pero comfiamos en un futuro mejor, hay millones de niños en la escuela pero hay mas de tres mil en la guerra, nos ilumina la mirada de un pequeño, pero cada año mas de diez mil son agredidos con violencia, muchos son indiferentes pero ... aun estamos usted y yo para hacer la tarea ... ¨para cambiar la realidad¨.



Gracias al Padre por esta tierra, la de los abuelos, que en la adversidad nos enseñó la virtud y la templanza, esa misma que sangra cada día en una guerra fratricida, ese pedacito de patria que vive en el corazón, esa patria que conocemos desde niños y que perdemos por los afanes de la vida aunque la amemos eternamente.


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